El flujo migratorio de Honduras se contrarresta con oportunidades de empleo

América Latina ha sido tradicionalmente una región de inmigrantes. Las naciones centroamericanas y caribeñas, al igual que México, han visto crecer durante décadas el flujo de personas que abandonan sus países en busca de más y mejores oportunidades.

En la actualidad, el panorama migratorio de Centroamérica se caracteriza por numerosas y masivas migraciones dramáticas. En ese contexto, hay una trayectoria principal: desde los países centroamericanos del Triángulo Norte, conformado por Honduras, El Salvador y Guatemala a través de México hasta los Estados Unidos.

Es importante comprender en qué consiste la migración centroamericana, en la que las personas abandonan sus países huyendo de la violencia, la represión política, y las dificultades económicas de la región. 

En 2021, Honduras reportó una cifra de 937,000 desplazados al exterior, y 247,000 desplazados internos por motivos de violencia, logrando ingresar por primera vez al ranking de los 25 territorios con más personas desplazadas según el Informe Global de Desplazamiento Interno del IDMC y el NRC.

Aún así, la ola de inmigrantes de Honduras es relativamente nueva, ya que más de la mitad de los inmigrantes hondureños que actualmente viven en territorio estadounidense llegaron a él en el año 2000 o después, y alrededor de una cuarta parte llegó desde 2006. 

Las difíciles condiciones sociales y económicas han sido la principal causa de las migraciones de ciudadanos hondureños. En 2013, el 64,5% de los hondureños vivían en la pobreza, según los datos que aporta el Banco Mundial. La pregunta que surge en una realidad tan compleja es, ¿cómo contrarrestar esta tendencia en un país que cuenta con numerosos recursos para ello?

Una manera de hacerlo es con el apoyo de organismos internacionales, como la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que recientemente ha unido sus fuerzas con Honduras para impulsar una política migratoria que contribuya a coordinar los esfuerzos de las instituciones estatales que monitorean y vigilan el flujo migratorio de ese país. 

La otra, consiste en generar mayores y mejores oportunidades de empleo a nivel local, que permitan el desarrollo integral de las personas en edad activa para trabajar. Este método ha probado ser particularmente exitoso y lo exploramos a fondo a continuación.

Oportunidades de empleo para frenar la fuga de capital humano

El objetivo de cualquier estrategia de creación de empleo consiste en estimular un crecimiento económico saludable. En una economía de libre mercado como la hondureña, el Gobierno no necesita hacer mayor cosa para frenar la migración si en el territorio operan empresas que están constantemente generando empleo bien remunerado. 

Gracias al papel que llevan a cabo estas empresas, el crecimiento de la economía es saludable, y las personas ven menos atractivo migrar en un contexto de incertidumbre al extranjero. La generación de oportunidades de empleo alienta una mayor preparación académica y profesional, y hace que la fuerza laboral pueda competir mejor, creando así mejores condiciones salariales en general. 

GK, empresa líder de la región en el sector de los textiles y los proyectos inmobiliarios industriales, con presencia en Honduras, Guatemala, México y los Estados Unidos, ha ejemplificado la relación que existe entre generación de oportunidades de empleo bien remuneradas y un menor flujo migratorio. 

Las oportunidades de trabajo que el Grupo ha materializado en procesos de manufactura avanzada, en proyectos tan relevantes como Green Valley Advanced Manufacturing Hub, ubicado en Santa Barbara Honduras, ascienden ya a 14 mil empleos, y han tenido un claro impacto en una menor migración desde esta región. 

De la misma manera, y gracias a un concepto innovador y atractivo para la inversión extranjera, la parte de los proyectos de Altia Smart City ya cuenta con 12 mil empleos generados para la industria de BPO y ITO, y el impacto de la empresa también se hace palpable en los más de 1,000 empleos en todas las operaciones textiles del Grupo. 

Las cifras son frías y rara vez mienten. GK ha invertido más y contratado más trabajadores cada año que pasa. Gracias a ese proceso, un mayor número de hondureños comienzan un ciclo positivo para sí y para sus familias, con un gasto de dinero aún mayor en la economía, lo que aumenta aún más el desempeño general de la misma. Y si la economía de un país va bien, las personas rara vez están interesadas en abandonarlo. 

La correlación entre una mayor generación de empleo y una menor migración representa una de las claves para el desarrollo. El empleo es un medio para un fin: está diseñado para servir a las personas, promover su crecimiento personal, y reducir la pobreza. Por esa razón, GK apoya el crecimiento de un empleo cualitativo, que tiene como objetivo la promoción de los aspectos económicos, sociales y ambientales que resulten en el bienestar de Honduras y su gente. 

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